Una caja con doble vida.

Quería conseguir algo útil, decorativo y práctico al mismo tiempo y, vagando por Ikea (qué raro), me vino la inspiración: esta caja de madera con tapa y refuerzos metálicos en los laterales tenía mucho potencial, así que se vino conmigo a casa
Después de montarla (que lo suyo me costó), pintarla, barnizarla y encerarla, tapicé la tapa con una tela de rayas y textura gruesa (también de Ikea). Eso sí, le añadí una pieza de gomaespuma de 8 cm de grosor. 








Sigue siendo una caja con gran capacidad de almacenaje, pero sirve también como mesita para el sofá o, mejor aún, asiento improvisado o reposapies.





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